Enfermedad de los Adultos Mayores.
Por: Dr. Sergio Arroyo.
Recientemente se ha reconocido a la pérdida de masa muscular, asociada a la edad (adultos mayores), como una entidad degenerativa de origen multifactorial, llamada SARCOPENIA.
Se presenta en mayores de 60 años y se manifiesta principalmente como la pérdida de masa muscular con decaimiento de la fuerza y función de las articulaciones.
La reflexión es que todos necesitamos músculos de volumen y fuerza adecuados, para funcionar sin problema y ser autosuficientes en nuestras actividades.
La pérdida de músculo se asocia al envejecimiento, aumentando los riesgos personales y por supuesto los desenlaces adversos (pérdida de la funcionalidad, hospitalizaciones y muerte).
Se puede detectar por simple inspección corporal y también mediante la aplicación de cuatro pruebas:
- La marcha cronometrada.
- La Fuerza de Prensión.
- Medición de la Masa Muscular.
- Medición de la circunferencia de la pantorrilla.
Al hacer las mediciones de pérdida muscular, en los adultos mayores afectados, las pérdidas van desde un 5 hasta el 40%. Se estima que más del 30% de las personas mayores, podrían padecer este problema.
FACTORES PREDISPONENTES:
Los principales factores de riesgo son la edad (mayores de 60 años), la nutrición deficiente y la baja actividad física. Es más frecuente en el sexo femenino. A mayor edad, será más fácil padecer la pérdida gradual de la masa muscular.
Se puede iniciar o aumentar la pérdida de masa muscular, por dietas muy restrictivas en proteínas. Como consecuencia de alguna fractura o enfermedad prolongada, en la que se indica “Reposo Absoluto”, durante largos períodos de tiempo.
Otra posibilidad es que el adulto mayor, por decisión propia, restringe paulatinamente su “espacio vital” y pasa de ser muy activo al sedentarismo y termina por casi no salir de su casa, lo que provoca fragilidad y una pérdida fina, pero constante, de masa muscular.
PREVENCION:
Existen hábitos, que debemos suspender para contener este padecimiento, con son la vida sedentaria, la mala nutrición y fumar. Evitar automedicarse (corticosteroides y otros medicamentos).
SOLUCIÓN:
Cuando la salud lo permita, practicar ejercicios de resistencia (pesas), dosificadas de acuerdo a sexo y edad.
Ejercicios aeróbicos (caminar, trotar, correr y nadar).
Alimentarse con proteínas de alta calidad, de origen animal (leche, queso, crema, huevo y carne).
Combinar cotidianamente cereales (maíz, frijol, cacahuates, nueces, almendras y amaranto). Disminuir lo más posible los carbohidratos.
Conclusión:
Actividad física y consumo adecuado de proteínas.
Todos necesitamos un sistema músculo esquelético sano, para poder hacer nuestras actividades de trabajo y recreativas, con toda libertad. Sin perder calidad de vida ni depender de terceras personas que compensen
nuestra fragilidad.